viernes, 5 de febrero de 2010

LINCE


EL LINCE IBERICO
EN PELIGRO DE EXTINCION

Pertenece a la familia de los félidos y raramente sobrepasa los 20 kg de peso. Piel de color amarillo-rojizo con numerosas manchas negras.

Es un animal de largas patas que le permiten correr velozmente y saltar con gran agilidad sobre sus presas a las que localiza principalmente por el oído y, otras veces por la vista y casi nunca por el olfato.

Sus orejas puntiagudas están terminadas en un pincel de pelos negros rígidos donde su función seria la de descomponer la redonda silueta de su cabeza, aumentando de este modo su camuflaje.
Necesita un hábitat con densa vegetación con una densidad de presas potenciales que aseguren su supervivencia y territorio que marca con señales de orina. Están especializados en al caza de lagomorfos (liebres y conejos) y utiliza como parideras huecos de árboles, masas densas y tupidas e incluso en antiguos nidos de cigüeñas.

Al lince ibérico lo podemos encontrar en el bosque y matorral mediterráneo, en zonas muy restringidas de España y Portugal, aunque en Portugal parece que se ha extinguido, bien conservadas, y aisladas de la actividad humana.

Este tipo de hábitat le proporciona refugio y pastos abiertos para cazar conejos, que estos forman el 90 % de su dieta.

La población va cayendo en los últimos 10 años en más de un 50%. Habían 31 zonas en las que habitaba el lince en 1960, y ahora solo quedan linces en 8.

Sólo en puntos muy concretos parece que la especie se ha mantenido en buen estado.

El lince va perdiendo territorio debido generalmente a las infraestructuras humanas, y de esta manera las poblaciones se van separando paulatinamente unas de otras hasta llegar a estar totalmente incomunicadas, fragmentadas y aisladas por barreras de distintos tipos que impiden el intercambio genético entre poblaciones.

Éste ejemplo en uno de los más claros de fragmentación de área y uno de los problemas actuales más importantes para la conservación de la especie.

Otros factores suman para su extincion:

La caída de la población del conejo por enfermedades tal como la mixomatosis o la neumonía hemorragicovírica.

La pérdida de su hábitat, típicamente de zonas de cobertura vegetal densa y baja densidad humana, a la que han afectado también las repoblaciones con especies de crecimiento rápido (pino y eucalipto) que son incompatibles por razones de alopatía con el desarrollo del de matorral, así como la ganadería intensiva, con la consiguiente sobreexplotación del estrato herbáceo, que limita a su vez las poblaciones de conejos.

La caza indirecta y los métodos no selectivos de caza, como los cepos y lazos.